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Según la información proporcionada por la Organización Mundial de la Salud (a partir de ahora OMS) en su informe “Eliminación de las enfermedades relacionadas con el amianto” “el trasvase del amianto transportado en contenedores, su mezcla con otras materias primas y el corte en seco, con herramientas abrasivas de productos que contienen esas fibras minerales, la instalación y utilización de productos que contienen amianto y el mantenimiento de vehículos automotores, son las actividades que conllevan un mayor riesgo de exposición”.

Este organismo también manifiesta “la existencia de infinidad de edificios con materiales fabricados con crisotilo friable y/o asbestos anfíboles, que, en el curso de su mantenimiento, reforma, eliminación y demolición, provocan exposición a estas fibras minerales”.

Fibras de amianto

En cuanto al tipo de fibra, la OMS ha confirmado que las formas de asbesto anfíbol se consideran más peligrosas para la salud, sin embargo, esta misma entidad y otros muchos organismos nacionales e internacionales han confirmado que todas las formas de amianto son peligrosas y todas son cancerígenas para el ser humano.

Fibras de amianto

La OMS recoge que la exposición al amianto es causa de cáncer de pulmón, laringe y ovario, así como de mesotelioma (cáncer del revestimiento de las cavidades pleural y peritoneal). Su exposición puede causar otras enfermedades como la asbestosis (una forma de fibrosis pulmonar) además de placas, engrosamientos y derrames pleurales. “El amianto es uno de los carcinógenos ocupacionales más importantes y provoca alrededor de la mitad de las muertes por cáncer profesional”.

Fibras de amianto

El "Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer clasificó las variedades de amianto anfíbolo (actinolita, amosita, antofilita, crisotilo, crocidolita y tremolita) en la categoría de sustancias carcinógenas para los seres humanos. La exposición al crisotilo, la amosita y la antofilita, así como a compuestos que contienen crocidolita, aumenta el riesgo de contraer cáncer de pulmón. También se han observado mesoteliomas tras una exposición profesional a la crocidolita, la amosita, la tremolita y el crisotilo, en poblaciones que viven en las cercanías de plantas de transformación y minas de amianto, y en personas que conviven con trabajadores que manipulan esas fibras minerales. La incidencia de las enfermedades relacionadas con el amianto depende de la clase, el tamaño y la dosis de las fibras inhaladas, así como de la transformación industrial de esas fibras minerales. El umbral del riesgo carcinogénico del crisotilo aún no ha sido determinado. El tabaquismo aumenta el riesgo de cáncer de pulmón provocado por la exposición al amianto”

Fibras de amianto

Actualmente, según datos de la OMS, “unos 125 millones de personas de todo el mundo están expuestas al amianto en su lugar de trabajo. Estimaciones globales muestran que todos los años mueren 90.000 personas de cáncer de pulmón, mesotelioma y asbestosis debidos a la exposición al asbesto por motivos profesionales.” En 2004, estas tres enfermedades arriba mencionadas causadas por exposiciones laborales dieron lugar a 107.000 muertes y 1.523.000 de años de vida ajustados por discapacidad (DALY, años de vida ajustados por discapacidad).

Además, miles de muertes pueden o han podido atribuirse a otras enfermedades relacionadas con el amianto o también a exposiciones a este material que no están relacionadas con el lugar de trabajo, como la exposición ambiental.

 

 

La información proporcionada por la Guía Básica y práctica sobre el amianto (uralita) de la “Plataforma Amianto 0 de Málaga” señala unas 40.000 personas más, afectadas por su exposición familiar o ambiental, según indican a partir de cálculos de distintos trabajos de epidemiología. Algunos estudios calculan alrededor de 100.000 muertes por la exposición al amianto, la mitad de ellos aún por detectar. La OMS advierte que el mineral actualmente procesado e instalado va a causar la muerte de entre unas 110.000 a 150.000 personas al año en el mundo en las próximas décadas.

 

 

Existe un largo período de latencia hasta que la enfermedad aparece lo que conlleva un aumento de las enfermedades relacionadas con el amianto a nivel mundial, incluido aquellos países donde se prohibió su utilización desde inicio de los años 90.

Algunos estudios estiman que el número de muertes que provoca solo comenzaría a disminuir dentro de varios decenios.

Un estudio editado por las federaciones sindicales CCOO y UGT y los servicios de prevención de Mapfre en 2008, pronosticaba que serían más de 30.000 trabajadores los que morirían hasta 2030 de cáncer debido al contacto con el amianto.

Fibras de amianto